Autoestima
- Pamela Nicole Bustillos Peñaloza
- 16 ago
- 5 Min. de lectura
Pero qué feo es la tipografía del título, dios santo. Que alguien me diga por favor cómo quitarlo urgentemente.

No sé cómo empezar este tema un tanto delicado, sobre todo porque tengo tendencias narcisistas y autodestructivas a la vez. Es extraño para mí hablar de esto, sobre todo porque, como todo adolescente, mi autoestima depende mucho de factores externos. Sé que está mal, pero oigan… el “ámate a ti mismo” no es sencillo.
Creo que sería bueno definir qué es autoestima en primer lugar.
Bueno, según la Real Academia Española, autoestima es
“Valoración generalmente positiva de sí mismo”.
Qué gracioso, Freud veía la autoestima como el amor propio, la valoración que uno tiene de sí mismo, influenciada por el equilibrio entre el Ello (instintos), el Yo (mediador) y el Superyó (conciencia moral). En pocas palabras, la autoestima es la percepción que uno tiene de sí mismo, afectada por nuestra opinión y la de los demás.
Pues, según eso, mi autoestima es negativa… de mala manera tal vez.
A mis 10 años tenía la autoestima de todo niño: casi sin pensarlo, me quería, en el sentido de que tenía una hermana maravillosa y me sentía afortunado. Hasta que empecé a crecer, y todo se fue a la mierda XD.
Desde pequeño me mencionaban que era muy diferente, y jamás entendí si ser diferente era algo malo o algo bueno. Así que supongo que mis rasgos de personalidad se centran en ser “fuera de lo común”, pero en mi autoestima llego a un “no sé quién o qué carajos soy”. Mi sentido de identidad es difuso desde los 14, así que no esperen mucho de mí.
En la universidad hice como mil trabajos de presentación, primera impresión, definición del yo, y créanme que ninguno es igual, las palabras varían, la estética es contraria, el tono y el comportamiento diferentes. Siento que realmente no hay palabras para describir todo lo que soy, y eso me enoja, porque en un país tercermundista que no tiene futuro, ser diferente es ser nadie. Y si ser nadie significa que nunca he importado…
Eso no puede ser cierto, yo importo, para mi gata al menos. Sé que ella me necesita para comer, beber agua y mantenerse limpia y sana. Pero si realmente lo pienso, soy alguien muy indispensable, y puede que todos lo seamos. Pero estoy seguro de que no soy la primera opción de nadie, ni la segunda. Tal vez la tercera.
Algo que me enferma es la gente que te mira a los ojos y te dice que eres importante. Con ese descaro, realmente no te creo.
¿Pero por qué me cuesta tanto creerte?
Tengo la teoría de que crecí en un entorno lleno de mentiras, abrazos falsos, palabras vacías y mucha soledad. Mentalicé tanto que todo el mundo miente que ahora me cuesta creer en las palabras de alguien cercano a mí. Lo cual es chistoso, porque puedo creer en alguien que no conozco, por la razón de que no me importa o no es tan relevante. Pero si alguien se arriesga a estar conmigo, pasa tiempo y ya sé varias cosas de esa persona, y me dice que soy importante… me hace dudar de su palabra, porque siento que no me conoce lo suficiente. Porque si lo hiciera, no diría eso.
¿Esto es señal de una autoestima baja? Ojalá, sería motivo para justificar mi complejo de superioridad.
Y es que si me pongo a pensar, sé muchas cosas, pero a la vez no sé nada. Y eso es horrible.
Créanme cuando digo que tengo conocimiento sobre cosas por sentido común o por detectar patrones, pero EXPERTO no soy. Y es que realmente soy el mejor en nada:
Dibujo, pero cualquier niño pequeño sabe dibujar.
Sé tocar tres instrumentos, pero no soy realmente talentoso: no tengo ritmo ni oído.
Sé subirme a una skate y empujar, pero trucos… apenas puedo girar.
Me gusta el fútbol, pero apenas sé los nombres de los jugadores de mi equipo favorito.
Sé patear un balón, pero en posición de arquero no sirve mucho; mis reflejos son pésimos.
Sé jugar videojuegos, pero tengo cientos de trofeos de bronce y uno de plata por terminar el juego por primera vez.
Me gusta leer, pero olvido fácilmente.
Me gusta escribir, pero no sé ordenar mis pensamientos; escribo cosas que a veces no se entienden (como ahora), además de que tengo horrible ortografía.
No le tengo miedo a las matemáticas, pero soy muy lento para razonar y resolver.
Sé bailar, pero nunca me eligen para el primer grupo, siempre estoy de repuesto.
Sé hacer manualidades, pero procrastino tanto que nunca termino nada.
Podría estar horas y horas diciendo cosas que me gustan, pero que no soy muy bueno. Soy fan de muchas cosas, pero no soy el mejor. Y eso apesta.
Mi complejo de superioridad se refleja solo cuando estoy con alguien realmente incompetente que no sabe qué hacer con su vida, irónicamente. Es solo como un espejismo que me dice: “Mira a ese perdedor, gracias a Dios no somos así”. Somos así… y peor.
¿Esto es señal de autoestima baja? Ojalá, porque significa que puedo esconderme en una máscara de narcisista hipócrita al que se puede admirar.
Desde que me corté el cabello, me miro al espejo y veo… un saco de piel con fluidos, y no a un ser humano.
Hay días en los que me siento bien, el cabello se acomoda como quiero, el binder funciona, me llaman joven en la movilidad, mi voz no es tan chillona, no me molesta la ropa que uso, el sol es brillante y la lluvia abrazadora. Me siento feliz, y en algún punto de mi vida me sentí enamorado, pero la mejor sensación fue cuando me sentí amado. ¿Conocen ese sentimiento? Ese hormigueo que te hace estremecer y sonreír como un tonto mientras tu cabeza se derrite… es algo maravilloso que todos deberían experimentar.
Pero los días malos… oh, los días malos… solo tengo ganas de dormir.
No me gusta lo que veo. Siento que es un monstruo en una piel ajena, o un incompetente que echó a perder su vida, un tarado que arruinó su propia felicidad y además es tan egoísta que culpa a otros de algo que él mismo eligió. Y me veo y digo: ¿cómo alguien siquiera podría amarme? Dios santo, soy horrible con ganas. No solo por dentro, también por fuera: no soy alto, tengo brazos y piernas de fideo, mis manos son pequeñas, mis pechos desiguales, mi columna chueca, mi espalda llena de cicatrices, mis ojos defectuosos, mi cabello enredado y grasoso, no estoy en forma, y mi voz es de niña de 12 años… me siento feo, porque soy feo… y nadie me amaría. Yo no lo haría.
Lo odio, lo aborrezco, lo desprecio, y desearía estar muerto.
Es en ese momento cuando todo sentido de compasión se evapora y tengo ganas de terminar con este ser miserable, de hacerle un favor al mundo y acabar con él de una vez.
¿Alguna vez intentaron hacerlo? Yo no. Por algún motivo, suicidarse es fácil, pero no está en mis opciones realmente. Pero sí me gustaría estar muerto, creo que por eso duermo todo el día: es lo más parecido a estarlo. Pero no digo que me suicidaré XDDDDDD, quiero dejarlo claro. Solo me gustaría ser alguien más, realmente cualquier persona, lo que sea para dejar de ser yo.
Todo el día tengo pensamientos que vienen y van, y créanme, pueden variar de un lado a otro de manera radical. Mi cabeza tiene 89 pestañas abiertas; no sé de dónde viene la música, hay 20 que no responden y probablemente una de ellas tenga contenido para adultos.
Ya no sé qué hacer conmigo, y creo que por eso mi autoestima está tan desequilibrada. Porque puedo tener picos de alta autoestima, pero de alguna forma estoy viviendo con una autodestrucción lenta y dolorosa que no sé cómo detener.
No sé cómo concluir. Supongo que decirles que se quieran mientras puedan, que aprovechen todo lo posible para que esos picos de felicidad les duren más tiempo, valoren esos momentos… y ojalá tengan muchos más.
Chau.

Comentarios